Pérdida de la memoria, cambios en la capacidad de seguir un plan o resolver un problema, esto puede incluir dificultades para concentrarse o para realizar tareas cotidianas. Confusión sobre el tiempo o el espacio, como perder la noción de cuánto tiempo ha pasado, la fecha o el día de la semana, así como olvidar dónde se encuentra y cómo se llegó allí.²

Problemas con la visión o la comprensión de la información visual, es decir, problemas para comprender lo que se lee, para identificar colores, calcular distancias o identificar lo que se ve. Problemas con las palabras; olvidar palabras en medio de una conversación, repetir partes de una charla o problemas con el vocabulario, llamar a las cosas con nombres incorrectos.²

Retiro de las actividades sociales, laborales, de esparcimiento y/o familiares. Cambios en el estado de ánimo y la personalidad: como estar inusualmente confundido, sospechoso, molesto, deprimido, temeroso o ansioso, especialmente cuando se encuentra en lugares nuevos o desconocidos.²

Si se experimentan problemas como los referidos, se debe acudir a una evaluación médica completa con un médico especializado en enfermedad de Alzheimer. Obtener un diagnóstico incluye un examen médico, neurológico y, probablemente, pruebas cognitivas.¹