La salud mental es importante desde la niñez y la adolescencia, hasta la adultez y la vejez. Sin embargo, los trastornos mentales son comunes y pueden afectar dicho estado de bienestar de diferentes formas y en diversas etapas y ámbitos de la vida.1

 

Al enfocarnos en la salud mental desde lo laboral, por ejemplo, encontramos que la depresión es la psicopatología que actualmente produce mayor incapacidad para trabajar. Se estima que alrededor de 300 millones de personas en el mundo padecen esta afección. La OMS estima que solo los trastornos por depresión y ansiedad, en promedio, le cuestan a la economía mundial 1 billón anual de dólares en pérdidas de productividad.2

Las enfermedades de salud mental constituyen una epidemia silenciosa que ha afectado a los países de América mucho antes de la pandemia por COVID-19, con depresión y ansiedad como dos de las principales causas de discapacidad.

 

La mala salud en este ámbito se asocia asimismo a condiciones de trabajo estresantes, a la discriminación y los mandatos de género, a la exclusión social, a los modos de vida poco saludables, a riesgos de violencia, a las violaciones de los derechos humanos y a salud física precaria.3

A pesar de ello, los trastornos mentales entendidos como problemas de salud, son un tema que todavía genera mucho rechazo y estigmatización. Por lo tanto, no todo aquel que padece una enfermedad mental recurre a un especialista para acceder a un tratamiento. No obstante, actualmente existen tratamientos efectivos disponibles. Las personas con trastornos de salud mental pueden mejorar y muchas de ellas se recuperan por completo.2

 

En resumen, es prioridad Tener en Mente que asegurar la prevención, tratamiento y rehabilitación de dichos trastornos es fundamental, así como la integración de la atención de la salud física con la mental porque “no hay salud sin la salud mental”.3

Ante cualquier duda, lo más importante es acudir al médico

Las enfermedades de salud mental constituyen una epidemia silenciosa que ha afectado a los países de América mucho antes de la pandemia por COVID-19, con depresión y ansiedad como dos de las principales causas de discapacidad.

 

La mala salud en este ámbito se asocia asimismo a condiciones de trabajo estresantes, a la discriminación y los mandatos de género, a la exclusión social, a los modos de vida poco saludables, a riesgos de violencia, a las violaciones de los derechos humanos y a salud física precaria.3

A pesar de ello, los trastornos mentales entendidos como problemas de salud, son un tema que todavía genera mucho rechazo y estigmatización. Por lo tanto, no todo aquel que padece una enfermedad mental recurre a un especialista para acceder a un tratamiento. No obstante, actualmente existen tratamientos efectivos disponibles. Las personas con trastornos de salud mental pueden mejorar y muchas de ellas se recuperan por completo.2

 

En resumen, es prioridad Tener en Mente que asegurar la prevención, tratamiento y rehabilitación de dichos trastornos es fundamental, así como la integración de la atención de la salud física con la mental porque “no hay salud sin la salud mental”.3

Ante cualquier duda, lo más importante es acudir al médico

Referencias:
1. Salud mental. MedlinePlus. Revisión: 1o de noviembre de 2021 Disponible en: https://medlineplus.gov/spanish/mentalhealth.html 2. Organización Mundial de la Salud. (2013). 2. Plan de acción sobre salud mental 2013-2020. Organización Mundial de la Salud. Revisión: 1o de noviembre de 2021. Disponible en: https://apps.who.int/iris/handle/10665/97488 3. Organización Panamericana de la Salud. (2020) “No hay salud sin salud mental”. Revisión: 1ode noviembre de 2021. Disponible en: https://www.paho.org/es/noticias/8-10-2020-no-hay-salud-sin-salud-mental

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